5 cosas que aprendí trabajando en Internet para viajar por el mundo

Hace ya tres años comencé a meterme en el mundo del marketing digital. De manera indirecta (ya que fue gracias al blog) y con unas ganas increíbles de aprender lo nuevo que se me venía encima. Era un mundo totalmente nuevo y que fue desencadenando una serie de situaciones que transformaron mi manera de pensar sobre el trabajo. Agradezco haberme metido en éste mundo ya que me enseñó a estar pendiente de lo que viene y buscar siempre aprender más y más de manera autodidacta como cuento en mi e-book aprendizaje lateral.

Todos crecimos en una sociedad que dicta horarios ya pactados y un rejunte de creencias que la tecnología está tirando por la borda. Al meterme en éste mundo me di cuenta que se puede hacer mucho más si nos aliamos con el mundo digital y por eso te quiero comentar algunas cosas que aprendí gracias a sumergirme de manera temprana en él. Entonces veamos cinco cosas que aprendí trabajando a lo largo de éste tiempo.

1. El horario 9 a 5 está muriendo

¿Sabías que Stephen King salía a la madrugada a manejar por el bosque para encontrar la inspiración? Él ‘trabajaba’ en su mejor momento. Cada cerebro es particular, y las mejores ideas ocurren cuando menos lo pensamos. El horario de 9 a 5 atenta contra la creatividad. Obliga a las personas a ser mejores en horarios que quizás no lo son.

Por ejemplo en mi caso hay dos horarios en los que más disfruto trabajar: la noche y la mañana muy temprano. Son los horarios en los que encuentro mayor inspiración, y en los que las ideas fluyen con más tranquilidad por mi cabeza. Si mi trabajo estuviera pactado de 9 a 5 y nada más, no estaría aprovechando mis mejores horarios.

Es importante aclarar que si trabajo de 9 a 5 también. Es el horario en donde llevo a cabo la mayoría de los trabajos técnicos, mails, etc.

2. Evitar la sensación de comodidad

Cuando estoy con un proyecto que funciona de manera normal, y me siento cómodo, inmediatamente comienzo uno nuevo. La peor sensación que podemos tener es la de ‘comodidad’. Hay que desafiarse constantemente. Es la clave para el crecimiento. Si nos sentimos cómodos, nos vamos a aburrir. La clave está en constantemente empezar cosas nuevas que nos llenen de adrenalina en nuestro día a día.

En mi caso particular, cuando afianzo un proyecto trato de ir por otro un poco más grande. Por ejemplo me metí en el mundo del marketing online, generé un flujo de ingresos constante y salté a proyectos un poco más grandes como ayudar en las estrategias de crecimiento de 3BaysOver o co-fundando mi startup del mundo de los viajes que pronto habrá noticias. Son cosas totalmente nuevas que me llenan de adrenalina.

3. Yo cambié ¿y mi aprendizaje?

Hace poco leí una nota de Santiago Bilinkis que decía lo siguiente:

Un hombre se despierta luego de haber estado dormido durante 100 años. Sale a la calle y nota que todo ha cambiado mucho: hay edificios muy altos, y transitan automóviles rarísimos a velocidades para él impensables. Ve algo así como un enorme pájaro de metal atravesando el cielo. Asustado, entra en un edificio de oficinas. Ve salir papeles impresos de máquinas, personas hablando a pequeños aparatitos en sus manos y otros que hablan con fotografías que se mueven donde se ve la cara de personas al otro lado del mundo. Huye espantado.

Sigue caminando e ingresa a un hospital. Adentro encuentra gente que se mantiene viva gracias a estar conectada a máquinas y aparatos que permiten ver en detalle el interior del cuerpo humano.

Aterrado, corre hacia la calle e ingresa en otro edificio. Adentro funciona una escuela. De repente, siente un alivio enorme. Por fin ve algo que le resulta completamente familiar. Tal como sucedía 100 años atrás, en la época en el que se quedó dormido, ve un grupo de alumnos sentados en bancos, anotando en cuadernos lo que dicta un profesor desde el frente o lo que escribe sobre un pizarrón. ¡Están memorizando los ríos de Europa, tal como hizo él! Allí, en la escuela, todo es igual a su centenario recuerdo.

Esa historia ilustra una realidad clara para todos: el mundo cambió mucho, la escuela casi nada. Los chicos que cursan actualmente la primaria, todos nacidos ya en el siglo XXI, reciben una educación esencialmente igual a la que recibieron sus padres y abuelos. La escuela no cambia, pero los alumnos sí, dando por resultado un cóctel explosivo.

¿A qué voy con esto? A que debemos ser autodidactas. El mundo cambia constantemente y no podemos quedarnos atrás. Hay que informarnos en blogs líderes de la temática, hacer cursos de las últimas tecnologías, amigarse con las nuevas tendencias, etc. Para ser el mejor en lo tuyo no te podes quedar solo con la educación tradicional. Y si te sentís cómodo con la educación tradicional, volve al punto dos.

4. La clave está en proyectos escalables

Esto lo aprendí cuando me metí en el mundo de las startup. Se dice que un proyecto es escalable cuando se puede ofrecer el mismo servicio/producto a un mayor número de personas sin perder calidad ni aumentar notablemente tus costes. Un ejemplo de ello es Airbnb, plataforma que yo utilicé para alojarme en mi último viaje por Europa. Les da lo mismo brindar el servicio a 100 o 10.000 personas, ya que el aumento de los ingresos es mucho mayor que el aumento de los costes de servidores que necesitan en tema infraestructura.

Por ejemplo lo que hice yo para tener un pequeño producto escalable es crear Proyectos en la web, donde mis e-book se pueden vender constantemente a una, cien o mil personas de igual manera.

5. Rodearme de gente increíble

Todos los días trato de ponerme en contacto con personas que me inspiran. Me rodeo de esos personajes positivos que empujan constantemente hacia adelante y si les propongo poner una tienda de shorts de baño en la Antártida te pueden decir: Mmm, no creo que sea una buena idea, pero si crees que si ¡Entonces dale!

Esos personajes que arriesgan lo cierto por lo incierto. Que salen de la comodidad para vivir una vida más divertida. Esas personas son la que deben estar en tu entorno. Te aseguro que todo se vuelve mucho más interesante con ellos.

Éstas son algunas de las cosas que aprendí en estos tres años. Hay muchas más, pero de a poco te las voy a ir contando. Espero que te sirvan para enfocar un poco mejor tu camino… ¡Y a trabajar en esa vida que tanto soñaste!

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